Nikon V1, 1-Nikkor 10-30, exposición manual, a pulso
Ayer pasé una tarde estupenda con mis amigos José Manuel, Rubén, Sencianes y Rubén en el río Tinto. La escasez de oportunidades fotográficas con las aves y las ganas de pasar una tarde de risas nos dirigieron al Tinto dónde, por muy trillada que esté la zona, uno se lo pasa en grande buscando entre los colores y texturas que guarda el cauce. Muchas risas y pocas fotos, un excelente y saludable resultado.
En una de las pozas del río encontré esta libélula que llevaba ahogada el suficiente tiempo como para haber perdido el abdomen, algunas patas y hasta el color natural. La total ausencia de la más mínima brisa convertía el agua en una balsa de aceite y la falta de polarizador en la V1 permitió crear ese efecto difuminado que se aprecia en la parte superior de la imagen. Probablemente, con un polarizador ese reflejo no estaría ahí y los colores del fondo serán mucho más vívidos pero me gusta el efecto de calma que añade al dramatismo de esta imagen.
2 comentarios:
Una pena que le falte el abdomen. Si no la foto sería una joya. El efecto es impresionante.
Saludos
Sí que es una pena lo del abdomen :-)
Gracias por pasar y comentar
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