Nikon D300, AFS Nikkor 500VR + 1,4X-TC, trípode, wimberly head, exposición manual, sin hide
Las imágenes que acompañan a esta entrada se corresponden con los componentes de una pareja de patiamarillas que durante varios días estuve fotografiando en el mismo posadero y apenas a un par de metros de distancia de mi objetivo. La verdad es que si me hubiera acercado más creo que hubiera sobrepasado la distancia mínima de enfoque del 500 VR sin que estas aves se inmutaran lo más mínimo.
Rara vez unas aves me dan tantas facilidades para deleitarme fotografiándolas tan cerca y durante tanto tiempo, permitiendo incluso que apreciara las diferencias individuales de comportamiento y plumaje que las caracterizaban. La hembra (arriba) tiene unos rasgos más estilizados, y en este caso además se encontraba en una fase de muda impecable. El macho (abajo) además de presentar un plumaje más desgastado y en un estado de muda diferente tiene unos rasgos y una morfología menos estilizada que la de la hembra, con un cráneo más rotundo y voluminoso. Tal vez estas diferencias no se aprecien demasiado bien aquí peros tras cuatro días de observarlos durante un par de horas, en la tranquilidad del amanecer, terminé por diferenciarlos perfectamente y no solo por su aspecto sino también por su comportamiento.
En este caso he elegido un par de contraluces ya que el fondo oscuro del acantilado en sombras hace resaltar de forma rotunda el amarillo y el blanco de las aves. Las rocas del posadero, de color muy claro, también contribuyen a crear esa luz de relleno tan suave que equilibra el contraluz.
Me gustan las gaviotas :-)