martes, 22 de mayo de 2012

Galápago de Florida


Nikon V1, AFS Nikkor 500VR, trípode, wimberly, exposición manual

Este fin de semana he disfrutado de un par de magníficas sesiones en una gravera en la que habitan especies tan interesantes para mí como la malvasía cabeciblanca o la focha moruna,  entre otras muchas especies de aves acuáticas. 
Fotográficamente, los resultados han sido muy buenos y he conseguido una amplia variedad de imágenes de esos seres que me vuelven loco y que tienen la costumbre de volar pero la fotografía que más me gusta de todas no la protagoniza un animal con plumas, ni una especie rara, ni amenazada, ni siquiera un endemismo sino un ejemplar de una de esas especies exóticas que invaden los ecosistemas autóctonos. Un galápago, Trachemis inscripta. Uno de los muchos que pueblan la gravera y que amenazan con desplazar al único ejemplar de galápago autóctono (Mauremis leprosa) que pude observar. Animales demonizados hasta la saciedad y que, al fin y al cabo, no tienen más culpa que la de intentar sobrevivir como pueden. 
Mientras esperaba la presencia de una malvasía me entretuve en hacer algunas fotos a este ejemplar, a la sombra de los carrizos, asomaba la cabeza entre las olas que el viento producía. 
Una foto complicada por las condiciones de luz y por la dificultad de conseguir enfocar la cabeza y reencuadrar (la V1 solo me permite usar un punto central de enfoque) mientras que el viento cambiaba la posición del teleobjetivo y del animal pero que se ha convertido en mi favorita de la sesión. De esta foto me gustan mucho esas texturas sensuales del agua, el contraste entre colores complementarios, la luz y la composición y lamento muccho no haber prestado más atención a este modesto animal porque estoy seguro que hubiera sido el protagonista de muchas más fotos interesantes. En la próxima visita a la gravera no pasará lo mismo ;-)


3 comentarios:

Ars Natura dijo...

Arriba periscopio!
Por allá resopla!
Es un galápago a la deriva!


Yo he intentado algo parecido una vez pero no hubo suerte y el galápago no se dejó...

Atanasio Fernández García dijo...

Aquí, en el Guadiana, haya ya tortugas de florida de un tamaño descomunal, tan grandes como la tapadera de la olla express de mi abuela! Muy chula la foto, asomando el "jociquino". Un abrazo!

Avtoprokat dijo...

Perfect shot!