viernes, 27 de diciembre de 2013

Anatomía hídrica


Nikon D300, AFS Nikkor 70-200 VR f4 +1,4X-TC, a pulso, exposición manual

Hace unos días, y para matar el gusanillo fotográfico que me suele invadir, dediqué un par de sesiones a un grupo de ánades reales que habitualmente se encuentran en un punto del río en el que la gente suele darles de comer por lo que, a pesar de ser aves totalmente salvajes, se muestran tan confiados como las palomas del parque y ofrecen buenas oportunidades para fotografiar.
En la primera sesión, la mañana estaba muy soleada y, como suele ser costumbre, tras un buen desayuno a base de pan, los patos se dedicaron al baño cotidiano. La intensidad de la luz ofrecía una buena oportunidad para usar velocidades de obturación muy altas y “congelar” las texturas y el movimiento del agua sobre los patos. Sol, buena temperatura, chapoteos, transparencias y salpicaduras, nadie diría que estamos a finales de diciembre, en pleno invierno.
El nivel del agua estaba muy bajo así que el ángulo de disparo es bastante más acusado de lo que me hubiera gustado pero, qué diantres! Las texturas del agua en el fondo con las salpicaduras superpuestas me motivaban mucho así que me olvidé del ángulo y disfruté durante una larga hora de disparar a placer ;-)


                       Nikon D300, AFS Nikkor 70-200 VR f4 +1,4X-TC, a pulso, exposición manual

martes, 17 de diciembre de 2013

Ganseando...





Nikon D300, AFS Nikkor 500VR+1,4X-TC
Llevo mucho tiempo sin subir fotos al blog y no es porque ya no me apetezca sino porque el tiempo pasa cada vez más rápido y últimamente no he tenido mucho tiempo de salir al campo ni, tan siquiera, de dedicar un rato a actualizar la web.
El otro día, tras el trabajo, tuve la oportunidad de escaparme en compañía de tres buenos amigos a pajarear, a comer y, sobre todo, a reír y a pasar un buen rato entre gente con la que me encuentro muy bien. Y todo esto acompañado de buena luz, tranquilidad y gansos a montones. Y cercetas comunes, en cantidades ingentes, como nunca antes había visto en mi vida.
Una tarde de las que se recuerdan mucho tiempo a pesar de que en el momento de mayor intensidad fotográfica el AF de mi 500VR decidiera dejar de funcionar por completo. Una larga hora de luz dorada enfocando a mano y a pulso me hicieron perder algunos momentos inolvidables pero, la verdad, cuando uno se siente tan a gusto ni siquiera como ésta te mina el ánimo. 
Menos mal que solo se trataba de un poco de suciendad en los contactos del objetivo y que no pasé una noche en duermevela imaginando costosas reparaciones y envíos a Finicon :-)