viernes, 21 de diciembre de 2012

Ilusión

Nikon D300, AFS Nikkor 500VR+1,4X-TC, a pulso desde el coche, exposición manual

Ya solo nos quedan unos días para finalizar el 2012 y es hora de cerrar página y mirar hacia el nuevo año que se acerca con la actitud más positiva que se pueda, con ilusión, que decía el otro día una de las personas que más aprecio en esta vida.
La ilusión es como un bálsamo para el estado de ánimo y no deberíamos permitir que nos la arrebate el continuo bombardeo de pesimismo al que la realidad cotidiana nos somete.
En fin, que tengo ganas de dejar atrás las penurias de este año y empezar el nuevo cargado de ilusión y optimismo porque la vida son cuatro días y, como cantaban los Monthy Phyton"... "always look at the bright side of life" :-)

Espero que el año que viene esté lleno de ilusión para todo el mundo y que esa ilusión se convierta en cosas buenas a lo largo del 2013.
Muchas, muchas gracias por los comentarios y las visitas que hacéis a lazumaya :-)

domingo, 16 de diciembre de 2012

Avocetas en vuelo con Nikon D300 y con Nikon V1


Nikon D300, AFS Nikkor 500VR, exposición manual, a pulso, encuadre original

Desde que estoy detrás de una cámara tenía ganas, muchas ganas, de conseguir algunas imágenes de un bando de avocetas en vuelo contra un cielo plomizo. El viernes, en medio de una jornada gris y ventosa, surgió la oportunidad de conseguir la imagen que deseaba cuando un enorme bando de avocetas y agujas colinegras se presentó a la distancia adecuada y con la luz suficiente para que el autofoco de mi D300 no tuviera problemas en capturar una larga serie de imágenes de estas aves. Qué pena que estos momentos tan deseados sean tan breves porque el disfrute es enorme! Incluso me permití el lujo de probar a fotografiar el bando de avocetas en vuelo con la Nikon V1 y a pulso con un resultado que me pareció sorprendentemente bueno aunque desde un punto de vista estético, las imágenes no sean gran cosa.  Por supuesto, ni que decir tiene que hacer fotos en vuelo con la V1 y el 500VR a pulso no deja de ser una cuestión puramente anecdótica y las hice sólo porque en el momento en el que el segundo bando de avocetas voló ya tenía la V1 montada en el 500.

Nota aclaratoria: las imágenes hechas con la D300 pertenecen a otro bando de aves diferente, ubicadas a una distancia distinta y con una luz también distinta, por lo que ni se me pasa por la cabeza establecer comparaciones entre ambas.

Nikon V1, AFS Nikkor 500VR, a pulso, exposición manual, encuadre original 

Detalle de la imagen anterior: la falta de AF contínuo, la pobre calidad de la luz y la falta de trípode no permiten una gran definición pero, una vez más, me veo sorprendido por lo que esta pequeña maquinita es capaz de hacer






domingo, 9 de diciembre de 2012

El cortejo de los flamencos


Nikon D300, AFS Nikkor 500VR+1,4X-TC, a pulso, exposición manual
Ya estoy ansioso por tener la oportunidad de volver a fotografiar a una de mis especies favoritas en uno de sus comportamientos que más plasticidad estética tiene: el cortejo. 
Ésta imagen es de la última vez que pude disfrutar de este espectáculo de la naturaleza y, además, con la suerte añadida de que aquella tarde nos regaló varios momentos de luz espectacular. Uf, cómo corre la adrenalina por el cuerpo cuando estás en compañía de buenos amigos y disfrutando de escenas como ésta.
Para esta imagen tengo que recomendar una pieza musical que me parece exquisita, "The arrival of the birds" de The Cinematic Orchestra, una de mis referencias musicales preferidas. Esta composición musical es, además, parte de la banda sonora de un documental sobre los flamencos enanos "The crimson wing", que recomiendo encarecidamente, e ilustra una espléndida escena en la que los flamencos llegan volando al lago Natrón para la cría. Pura magia visual que podéis ver y escuchar en este enlace 


lunes, 3 de diciembre de 2012

Despertar



Nikon D300, AFS Nikkor 500VR (+1,4X-TC en la imagen del centro), exposición manual, trípode, sin hide

La luz del amanecer y la casi total ausencia de brisa convirtieron la superficie de esta balsa salinera en un espejo en el que las tonalidades cálidas de este joven flamenco contrastaban fuertemente con los tonos grisáceos del cielo reflejado en el agua.
Estuve fotografiando a este ejemplar durante varios minutos mientras luchaba por vencer la pereza y comenzar la nueva jornada. Al principio se limitaba a abrir un ojo de vez en cuando para tenerme "controlado" pero unos instantes más tarde incluso se dio la vuelta, despreocupado por mi presencia, para dar otra "cabezadita" aunque al final decidió que ya era hora de acicalarse un poco el plumaje y comenzar a buscar un buen desayuno a base de artemia :-)

viernes, 16 de noviembre de 2012

La más común de las patas





Nikon D300, AFS Nikkor 500VR, exposición manual, trípode

Algunos vuelos más de ánade real del otro día. En este caso, las hembras, que aunque no son tan espectaculares como sus compañeros también lucían un plumaje impecable.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

El más común de los patos




El ánade real o azulón (Anas platyrhynchos) es, probablemente, el pato más ecléctico y abundante de la Península Ibérica. Una especie tan común que incluso llega a dejar de llamar la atención de fotógrafos y ornitólogos a pesar de que es realmente preciosa. Está claro que lo común no despierta tanto interés como lo extraordinario y yo, para no ser una excepción a la regla, casi no tenía imágenes de esta especie y menos aún buenas fotos de vuelos, al menos hasta que me topé con un grupo de azulones muy colaboradores y confiados que me han regalado una buena e inesperada sesión fotográfica.


A pesar de la enorme cantidad de luz que había, he tirado de ISO y he usado 640ISO para tener velocidad de obturación y profundidad de campo de sobra y estoy muy contento con el resultado ya que con buena luz el ruido digital a ISO altas casi no se nota y se corrige muy fácilmente en photoshop como se puede ver en el detalle que adjunto de una de las fotos anteriores.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Retratos de gaviota patiamarilla

Nikon D300, AFS Nikkor 500VR+1,4X-TC, exposición manual, a pulso

Nikon D300, AFS Nikkor 500VR+1,4X-TC, exposición manual, a pulso


Unos retratos de gaviota patiamarilla (Larus michaelis) de hace ya unos meses. Dos especímenes diferentes, fotografiados en diferentes condiciones de luz y con un fondo distinto, en la costa atlántica. 
Mucha gente manifiesta una gran animadversión hacia estas aves, supongo que por la proliferación de las poblaciones de algunas especies, porque frecuentan basureros, porque anidan en los tejados de algunas ciudades costeras o, vete tú a saber por cuantas razones más. Como si los seres humanos necesitáramos muchos motivos para demonizar a otros seres vivos.
No puedo negar que en muchas ocasiones los excesos de población de gaviotas son perjudiciales para los intereses humanos e incluso para los propios ecosistemas pero cuando veo la mirada limpia y penetrante de esos magníficos ojos no puedo más que sentirme cautivado por la belleza y la elegancia de estas aves. Me gustan las gaviotas :-) 


jueves, 1 de noviembre de 2012

Una leyenda

Nikon V1, FT-1, AFS Nikkor 70-200VR, f5, 1/40s, ISO400, exposición manual, iluminación natural

Asahi Pentax 6x7. Una cámara con mucha historia y un carácter que todavía hoy, 44 años después de su lanzamiento, no pasa desapercibido. Una bestia japonesa de metal, cristal y madera que da gusto tocar y sentir. Me sigue impresionando la calidad del cristal del objetivo Super Takumar 55mm f3,5 que tiene. Pura transparencia, sin nanocristales, ni fluorita ni nada de eso. A pesar de los años transcurridos y de los golpes que esta cámara se ha llevado, la calidad de construcción y el cristal impresionan incluso al compararlos con mis objetivos Nikkor "pata negra". 
Y en eso llevo un par de semanas, limpiando, poniendo a punto y disfrutando con la reparación de una vieja Pentax 6X7 que ha caído en mis manos. Dudo mucho que alguna vez vuelva a cargar película de 120 o de 220 en esta preciosidad porque su destino es puramente decorativo aunque, de momento, la estoy usando como modelo para hacer pruebas fotográficas porque, aunque sus momentos de gloria ya hayan pasado, sigue siendo una máquina realmente preciosa y fotogénica como pocas he visto.

Las imágenes que acompañan a esta entrada están realizadas con la Nikon V1, el Sigma 150mm f2,8 y el AFS Nikkor 70-200 VRII f2,8

Nikon V1, FT-1, Sigma 150mm, 1/20s, f2,8, ISO800, exposición manual, trípode, iluminación artificial (leds)


Nikon V1, FT-1, Sigma 150mm, f2,8, ISO400, exposición manual, trípode, iluminación natural

Nikon V1, FT-1, Sigma 150mm, 1/13s, f2,8, ISO800, exposición manual, trípode, iluminación natural (el color amarillo procede de una lámina de papel coloreado que usé como reflector)

Nikon V1, FT-1, Sigma 150mm, 1/13s, f2,8, ISO800, exposición manual, trípode, iluminación natural

Detalle al 100% de la imagen anterior

La V1 no está a la altura de los resultados que un sensor de mayor tamaño puede producir en términos de ruido digital pero, considerando las diminutas dimensiones del sensor CX el resultado me sigue pareciendo impresionante. 
La cantidad de detalle que puede llegar a resolver es también espectacular aunque con el Sigma 150 mm tengo la sensación de que la resolución del sensor CX supera a la del cristal de este objetivo. Con el AFS Nikkor 70-200 VRII tengo la impresión de que esto no es así aunque, lógicamente, no se pueden comparar ambos objetivos tanto en calidad como en diseño y la distancia mínima de enfoque tan diferente que ambos tienen (con el Sigma 150 es posible enfocar a objetos que están a tan solo 20 cms de la lente frontal.

Nikon V1, FT-1, AFS Nikkor 70-200 VRII, 1/25s, f4, ISO800, exposición manual, trípode, iluminación natural

Nikon V1, FT-1, Sigma 150mm, 1/320s, f7, ISO800, exposición manual, trípode, iluminación natural (el color rojizo se debe a un reflector de papel coloreado que refleja un rayo de luz solar)


domingo, 28 de octubre de 2012

El microcosmos emplumado (Nikon V1 y Sigma 150mm)

Continúo probando el funcionamiento del Sigma macro con la V1 para explorar las enormes posibilidades que ofrece el sensor CX para la fotografía macro aunque sigo sin tener oportunidad de hacer pruebas en campo. Hoy, para matar el gusanillo, le he dedicado una sesión a fotografiar plumas pequeñas a contraluz, cerca de una de las ventanas de mi casa.
Sigo notando una enorme diferencia entre el AF de este Sigma y el de los Nikkor. En el 80% de las ocasiones simplemente no responde, aunque no deja de sorprenderme ya que esperaba que no funcionara en el 100% de los casos aunque la distancia de enfoque mínima que permite este objetivo, unos 10 cms (no lo he medido),  combinada con el sensor CX produce un nivel de magnificación impresionante y permite asomarse a los detalles de la estructura e incluso comenzar a vislumbrar el efecto que la luz tiene sobre las bárbulas de las plumas.

Por cierto, todas las fotos son formato completo (excepto aquellas en las que se indica que se trata de un detalle) y están realizadas a ISO400.

Nikon V1, FT-1, Sigma 150 mm, trípode, exposición manual (anchura del área fotografiada: 3 cms), pluma de pintada moñuda (Guttera pucherani) a contraluz

Nikon V1, FT-1, Sigma 150 mm, trípode, exposición manual (anchura del área fotografiada: 10 cms), pluma de pintada moñuda (Guttera pucherani) a contraluz

Nikon V1, FT-1, Sigma 150 mm, trípode, exposición manual (anchura del área fotografiada: 2 cms), pluma de pintada moñuda (Guttera pucherani) a contraluz

Detalle de la imagen anterior 
En algunos de los detalles de estas plumas se puede observar como la luz blanca del sol se convierte en microarcoiris producto de la refracción que sufre la luz al atravesar la microestructura de queratina transparente de las bárbulas.

Nikon V1, FT-1, Sigma 150 mm, trípode, exposición manual (anchura del área fotografiada: 2 cms), pluma de águila coronada (Stephanoaetus coronatusi) a contraluz

Nikon V1, FT-1, Sigma 150 mm, trípode, exposición manual (anchura del área fotografiada: 2 cms), pluma de águila coronada (Stephanoaetus coronatusi) a contraluz

Detalle de la imagen anterior
También me ha sorprendido muchísimo esta pequeña pluma del copete de un faisán cuyo color metalizado y textura casi oleaginosa siempre me habían llamado la atención. Ha sido muy interesante ver la curiosa y escamosa superficie de la parte distal de esta plumilla en el visor de la cámara. 

Microcosmos emplumados :-)

Nikon V1, FT-1, Sigma 150 mm, trípode, exposición manual (anchura del área fotografiada: 4 cms), pluma de monal del Himalaya (Lophophorus impejanus) a contraluz
Nikon V1, FT-1, Sigma 150 mm, trípode, exposición manual (anchura del área fotografiada: 1 cm), pluma de monal del Himalaya (Lophophorus impejanus) a contraluz
Detalle de la imagen anterior

lunes, 22 de octubre de 2012

Nikon V1 y Sigma 150 macro: impresiones preliminares




Nikon V1, FT-1, Sigma 150 mm, exposición manual, ISO400, mínima distancia de enfoque y máxima apertura

Estos días de atrás he comenzado a probar la V1 con el Sigma 150 mm f2,8 macro de un buen amigo y, aunque no he tenido ocasión de probarlo sobre el terreno, los primeros resultados me parecen muy prometedores e interesantes. 
Las fotos que acompañan a esta entrada, son resultados muy preliminares y se han realizado en condiciones de luz muy escasa, sin trípode, a distancias de enfoque mínimas o muy reducidas ya que mi intención era probar, sobre todo, el grado de desenfoque y la capacidad de aislamiento a f2,8 en circunstancias de este tipo.
La capacidad para producir desenfoques agradables me ha sorprendido positivamente  aunque podrían ser mejores ya que las realicé a pulso y el trípode es algo a tener muy en consideración para este tipo de imágenes ya que estamos trabajando con una distancia focal equivalente de 405 mm. La nitidez de las imágenes es muy buena aunque, y esta es una opinión muy preliminar, me da la sensación de que la enorme densidad de pixels de la V1 pone en situación comprometida las capacidades ópticas de este objetivo o, al menos, lo lleva muy cerquita de su límite de rendimiento. 

            Nikon V1, FT-1, Sigma 150 mm, exposición manual, ISO400, máxima apertura

El funcionamiento del AF es bastante… bueno, digamos que unas veces funciona y otras no aunque, honestamente, reconozco que para este tipo de fotografía no me ha supuesto un serio inconveniente y el enfoque manual a través del visor electrónico no ha sido complicado aunque he echado de menos un visor acodado o una pantalla abatible. Eso sí, cuando el AF ha funcionado lo ha hecho de forma bastante decente considerando las circunstancias. No he podido comprobar si el funcionamiento del AF está relacionado con la disponibilidad de luz y el modo de AF que la V1 elige en función de los niveles de luminosidad, con la distancia de enfoque o con el contraste aunque espero probarlo. No obstante, según Nikon, no debería funcionar aunque esto no deja de ser una de las típicas afirmaciones conservativas de la marca cuando hace referencia a compatibilidades entre diferentes equipos cuyo resultado es un funcionamiento muy pobre (ver por ejemplo, las afirmaciones de Nikon sobre el funcionamiento de los objetivos f4 con los multiplicadores 2X).

            Nikon V1, FT-1, Sigma 150 mm, exposición manual, ISO400, máxima apertura

Tampoco he podido mirar con tranquilidad el comportamiento de las aperturas de diafragma y la difracción así como otros parámetros pero sí que he podido comprobar que he conseguido fotografiar sin problemas las cosas que me han interesado y que los problemas más grandes que me he encontrado han sido los derivados de trabajar con profundidades de campo minúsculas, distancias de enfoque muy reducidas, dificultad de encuadre, etc. Nada que no sea esperable en este tipo de fotografía.
En resumen, mi primera impresión ha sido muy, muy positiva y aunque yo no soy muy aficionado a la fotografía macro me ha resultado muy divertido usar este combo.

Nota: para esta sesión he usado una modelo de leyenda, una de las mejores cámaras de formato medio que se han fabricado y que protagonizará alguna de las próximas entradas en el blog cuando termine de restaurarla... ;-)


domingo, 21 de octubre de 2012

El martín pescador...


D2X, AFS Nikkor 200-400VR, 1,4X-TC, trípode, hide, exposición manual

No, no me he vuelto loco con el título. El día que fotografié a esta culebra de agua me metí en el hide a la espera de fotografiar al señor Martín pero entre que llegaba y no llegaba, me entretuve fotografiando a las culebras de agua que asomaban la cabeza, a modo de periscopio, por encima de la superficie del agua para tomar un "buchito" de aire fresco. Al final conseguí fotografiar al pescador turquesa pero son las fotos de estos reptiles las que realmente hicieron que la jornada mereciera la pena :-) 

viernes, 19 de octubre de 2012

Tejedores invernales






 Nikon D300, AFS Nikkor 500VR+1,4X-TC, exposición manual, a pulso

Estos bandos de Euplectes afer pertenecen a la misma sesión que las fotos de mi entrada anterior aunque, en este caso, la luz es directa y muy diferente. La escasísima disponibilidad de luz me hizo subir el ISO hasta 800 y 1000 y aún así algunas aves están movidas y he tenido que recuperar luminosidad en el procesado pero creo que conseguí plasmar más o menos lo que mis ojos veían aunque, claro, falta el sincronizado movimiento de los tejedores :-) 



lunes, 15 de octubre de 2012

El alma de las fotos




Nikon D300, AFS Nikkor 500VR, a pulso, exposición manual


Me gustan las imágenes que cuentan historias y que no son un simple retrato de una especie hermosa o interesante. Me identifico con las fotografías que tienen como ingrediente principal elementos como la luz, el ambiente, el hábitat, la composición, la acción o el espacio frente a otras en los que dichos elementos no tienen un gran papel o, sencillamente, están ausentes. Cada vez más, busco encontrar inspiración en los contraluces y la integración del sujeto principal en su entorno y, de hecho, en algunas de las imágenes que más me atraen, es difícil distinguir si el sujeto principal  es la luz, el hábitat, unos desenfoques o una de las aves que tanto me gusta fotografiar. Creo que ese tipo de fotografías ofrecen más posibilidades de creación al tiempo que permiten dibujar una imagen más realista de los sujetos que fotografiamos y de su integración en el entorno que habitan. Es muy diferente fotografiar a un uso polar, llenando encuadre y con la luz de uno de esos bonitos y escasos días árticos de sol y cielo azul, que fotografiarlo en medio de una ventisca de nieve y ocupando muy poco espacio en el fotograma, poniendo de manifiesto la dureza del entorno que habita y la inmensidad de los espacios que ocupa. Con esto no quiero decir que un tipo de fotografía sea mejor que el otro, o más difícil, o más satisfactorio ya que eso es algo muy personal y subjetivo. Lo que sí tengo claro es que fotografiar siempre un sujeto llenando encuadre, con un fondo homogéneo e inmaculado y con iluminación directa limita mucho mis posibilidades de creación y que necesito más elementos para componer imágenes que me gustan. También es cierto que muchas veces basta con una pose interesante o una mirada penetrante para que nos olvidemos del fondo homogéneo, la luz directa, del posadero perfecto y de cualquier otra cosa.
Un día de la semana pasada, saturado de las negatividades que diariamente nos bombardean en los últimos tiempos, decidí escaparme un rato al campo para recargar pilas. En soledad, buscando la inspiración fotográfica que últimamente me esquiva, y con la intención de fotografiar garcillas bueyeras a contraluz, contra los intensos fondos verde/dorado de los arrozales que bordean el Parque Natural de Doñana. La tarde se prometía muy sosa ya que las aves se mostraban esquivas y escasas pero justo antes de que el sol empezara a esconderse me topé con una enorme bandada de tejedores amarillos (Euplectes afer). Durante un buen rato estuve fotografiando las idas y venidas del bando entre los arrozales y cañaverales y la anodina tarde se convirtió en una intensa sesión de disfrute fotográfico. Tuve que tirar de ISO porque la luz se iba por momentos y las aves se movían muy rápido pero pude capturar una buena colección de imágenes del movimiento de los bandos que protagonizarán una próxima entrada en el blog. Pero las fotos que más me gustaron y con las que más disfruté son las que hoy protagonizan esta entrada y que retratan el hábitat y la atmósfera que envolvía al bando aquella tarde: la luz del sol que se extingue, flitrándose por el humo de las rastrojeras y el patrón de líneas verticales, cálidas y desenfocadas, del cañaveral en el que se mueven los tejedores y unos cuantos de esos pajarillos, cuya silueta se perfila por la luz solar, muy pequeños en el encuadre y listos para pasar la noche.
El balance de la tarde fue el reencuentro con la inspiración y algunas de las fotos más satisfactorias que he hecho en los últimos tiempos. Este tipo de fotografía de naturaleza es la que me resulta más gratificante aunque, en lugar de vérmelas con un oso en el crudo clima polar me tenga que enfrentar a unos pajarillos en la calidez de una tarde otoñal andaluza. Es la luz, la acción o la atmósfera lo que me atrapa e intento capturar.
Es, en definitiva, el alma de las fotos.