Hace un par de días me dejé caer por los arrozales del entorno de Doñana para disfrutar de las concentraciones de cigüeñas y gaviotas, miles de aves, que cada año llegan a los arrozales durante la cosecha. Las aves siguen a las cosechadoras para capturar los cangrejos y otras presas en el fango removido por las máquinas. Las aves dejan a un lado su timidez habitual y se vuelven bastante tolerantes a la presencia humana, concentrada toda su atención en la búsqueda de comida. En est aescena, un par de cigüeñas, están descansando de cara al viento en un campo de arroz recién cosechado. Al fondo, los rastrojos arden y el humo oscurece el cielo, creando un dramático fondo que contrasta con la calma del primer plano. La quema de rastrojos también es aprovechada por las aves que se atiborran de los insectos que huyen del fuego.
A couple of days ago I went to the rice fields surrounding Doñana National Park to enjoy the huge concentration of white storks and gulls that every year arrive to the rice fields during the rice cropping. The birds follow the cropping machines in massive numbers to look for crayfish and other food items removed from the mud. The usually shy birds became quite tolerant with the human presence because they are concentrated in feeding activities. In this scene, two white storks are resting at in a recently cropped rice field facing the wing coming from the left. Part of the rice field has been set on fire and the smoke darks the sky, a dramatic background for a quiet mood in the foreground. Burning the fields is a traditional part of the agricultural rutine in the area and an aditional oportunity for birds that enjoy the insects trying to escape from the fire.
2 comentarios:
Juan, estoy impresionado. No sentía apego hacia el mundo de los pájaros. Y no es que de pronto, sinceramente, se lo vaya a tener a partir de esta visita a tu página, pero es cosa de pensarlo, de ir haciendo ojo, porque tu trabajo es excelente, amigo. Un abrazo, uno grande, amigo.
Emilio me alegra saber que te gustó lo que viste y que mis fotos y textos pueden hacer que la gente sienta más interés por las aves. Te lo debía, desde hace ya un montón de tiempo, cuando compartíamos jornadas de bachillerato. Recuerdo una tarde a finales de los 80 en tu casa explicándome lo grande que era la “pantera” Miles. Recuerdo la mirada hipnótica, genial y llena de fuerza, de la fotografía de portada de “Tutu” y de aquel, por entonces desconocido para mí, trompetista eléctrico y único. Un elepé o disco de vinilo, para el que no lo recuerde, que despertó en mí un apetito por el jazz que, a día de hoy, continúa insaciable. Mucho jazz he escuchado desde entonces pero algunas de las genialidades Miles Davis siguen siendo las que más resuenan en mi cabeza… aunque no lleve ningún MP3 encima (ahora mismo suena “Miles ahead”)
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