Termina un inusitadamente cálido día de diciembre en los arrozales. Centenares de cigüeñas blancas se preparan para dormir entre las rastrojeras tras una intensa jornada de perseguir a los tractores que remueven el fango del arrozal destapando una infinidad de cangrejos y larvas. Un festín para toda la algarabía de gaviotas, garcetas, cigüeñas, moritos, garcillas, espátulas y garzas que pasan el invierno en el entorno de Doñana.
También es un festín para mis ojos.
Al final de la tarde, el sol casi rozando el horizonte, encuentro un grupito de cigüeñas un poco más alejadas de la marabunta ornítica, con la silueta perfilada por los últimos rayos del astro rey. Un contraluz que me hace echar el freno de mano y disfrutar del espectáculo hasta que oscurece.
Nikon D7299, AFS Nikkor 500 VR+1,4X-TC, desde el coche, exposición manual (todas) |
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