miércoles, 15 de agosto de 2012

Río Tinto



Nikon V1, 1-Nikkor 10-30, exposición manual, a pulso

Ayer pasé una tarde estupenda con mis amigos José Manuel, Rubén, Sencianes y Rubén en el río Tinto. La escasez de oportunidades fotográficas con las aves y las ganas de pasar una tarde de risas nos dirigieron al Tinto dónde, por muy trillada que esté la zona, uno se lo pasa en grande buscando entre los colores y texturas que guarda el cauce. Muchas risas y pocas fotos, un excelente y saludable resultado.
En una de las pozas del río encontré esta libélula que llevaba ahogada el suficiente tiempo como para haber perdido el abdomen, algunas patas y hasta el color natural. La total ausencia de la más mínima brisa convertía el agua en una balsa de aceite y la falta de polarizador en la V1 permitió crear ese efecto difuminado que se aprecia en la parte superior de la imagen. Probablemente, con un polarizador ese reflejo no estaría ahí y los colores del fondo serán mucho más vívidos pero me gusta el efecto de calma que añade al dramatismo de esta imagen.

2 comentarios:

Pini dijo...

Una pena que le falte el abdomen. Si no la foto sería una joya. El efecto es impresionante.
Saludos

Juan Aragonés dijo...

Sí que es una pena lo del abdomen :-)
Gracias por pasar y comentar