lunes, 15 de octubre de 2012

El alma de las fotos




Nikon D300, AFS Nikkor 500VR, a pulso, exposición manual


Me gustan las imágenes que cuentan historias y que no son un simple retrato de una especie hermosa o interesante. Me identifico con las fotografías que tienen como ingrediente principal elementos como la luz, el ambiente, el hábitat, la composición, la acción o el espacio frente a otras en los que dichos elementos no tienen un gran papel o, sencillamente, están ausentes. Cada vez más, busco encontrar inspiración en los contraluces y la integración del sujeto principal en su entorno y, de hecho, en algunas de las imágenes que más me atraen, es difícil distinguir si el sujeto principal  es la luz, el hábitat, unos desenfoques o una de las aves que tanto me gusta fotografiar. Creo que ese tipo de fotografías ofrecen más posibilidades de creación al tiempo que permiten dibujar una imagen más realista de los sujetos que fotografiamos y de su integración en el entorno que habitan. Es muy diferente fotografiar a un uso polar, llenando encuadre y con la luz de uno de esos bonitos y escasos días árticos de sol y cielo azul, que fotografiarlo en medio de una ventisca de nieve y ocupando muy poco espacio en el fotograma, poniendo de manifiesto la dureza del entorno que habita y la inmensidad de los espacios que ocupa. Con esto no quiero decir que un tipo de fotografía sea mejor que el otro, o más difícil, o más satisfactorio ya que eso es algo muy personal y subjetivo. Lo que sí tengo claro es que fotografiar siempre un sujeto llenando encuadre, con un fondo homogéneo e inmaculado y con iluminación directa limita mucho mis posibilidades de creación y que necesito más elementos para componer imágenes que me gustan. También es cierto que muchas veces basta con una pose interesante o una mirada penetrante para que nos olvidemos del fondo homogéneo, la luz directa, del posadero perfecto y de cualquier otra cosa.
Un día de la semana pasada, saturado de las negatividades que diariamente nos bombardean en los últimos tiempos, decidí escaparme un rato al campo para recargar pilas. En soledad, buscando la inspiración fotográfica que últimamente me esquiva, y con la intención de fotografiar garcillas bueyeras a contraluz, contra los intensos fondos verde/dorado de los arrozales que bordean el Parque Natural de Doñana. La tarde se prometía muy sosa ya que las aves se mostraban esquivas y escasas pero justo antes de que el sol empezara a esconderse me topé con una enorme bandada de tejedores amarillos (Euplectes afer). Durante un buen rato estuve fotografiando las idas y venidas del bando entre los arrozales y cañaverales y la anodina tarde se convirtió en una intensa sesión de disfrute fotográfico. Tuve que tirar de ISO porque la luz se iba por momentos y las aves se movían muy rápido pero pude capturar una buena colección de imágenes del movimiento de los bandos que protagonizarán una próxima entrada en el blog. Pero las fotos que más me gustaron y con las que más disfruté son las que hoy protagonizan esta entrada y que retratan el hábitat y la atmósfera que envolvía al bando aquella tarde: la luz del sol que se extingue, flitrándose por el humo de las rastrojeras y el patrón de líneas verticales, cálidas y desenfocadas, del cañaveral en el que se mueven los tejedores y unos cuantos de esos pajarillos, cuya silueta se perfila por la luz solar, muy pequeños en el encuadre y listos para pasar la noche.
El balance de la tarde fue el reencuentro con la inspiración y algunas de las fotos más satisfactorias que he hecho en los últimos tiempos. Este tipo de fotografía de naturaleza es la que me resulta más gratificante aunque, en lugar de vérmelas con un oso en el crudo clima polar me tenga que enfrentar a unos pajarillos en la calidez de una tarde otoñal andaluza. Es la luz, la acción o la atmósfera lo que me atrapa e intento capturar.
Es, en definitiva, el alma de las fotos.

2 comentarios:

Ars Natura dijo...

Totalmente de acuerdo con todo lo que dices. Unas fotos de tejedores en su ambiente muy bonitas, para emarcarlas bien grandes e el salón de casa.

Jose A. Sencianes Ortega dijo...

preciosos tejedores y envolvente ambiente el que has conseguido Juan. Sin duda son fotos con alma y mucho de tu parte. Un abrazote compañero!