D300, 500VR+1,4X-TC, exposición manual, a pulso. Las de aguilucho tienen unos 11-11,5Mp y la del milano unos 7Mp
Los seres humanos somos seres visuales que basamos una buena parte de nuestra comunicación no verbal en el contacto ocular. Para establecer relación comunicativa entre un sujeto emisor y un sujeto receptor al contacto ocular es muy importante. Ese es el motivo básico por el que nos gusta que en las fotografías de personas y animales haya una visión clara y limpia de los ojos ya que nos permite obtener mucha información sobre el sujeto. Además, por supuesto, una mirada directa del emisor o sujeto fotográfico nos despierta muchísimo más interés que una mirada indirecta o unos ojos que apuntan a una dirección distinta a la posición que ocupa el observador.
En fotografía de aves, un buen contacto ocular es una de las características que más se valoran en una fotografía. Tanto es así que en muchas ocasiones se valora por exceso y se le da más valor que a otros elementos interesantes de la imagen que podrían justificar sobradamente la ausencia de contacto ocular en el sujeto principal. Un buen ejemplo es el de un ave que está cazando y tiene la mirada clavada en su presa (aunque ésta quede fuera del fotograma y no se vea). Es bastante antinatural ver a un águila en actitud de caza y que, en lugar de mirar a su presa está pendiente del fotógrafo. En ese caso el contacto ocular puede llegar a ser un detrimento porque desvirtúa la acción y las invisibles líneas de composición formadas por la dirección de la mirada. Una consecuencia del valor que se le da al contacto ocular es que las fotografías de sujetos de espaldas o alejándose nos resultan mucho menos atractivas que las de sujetos de frente o acercándose. Para ilustrar el tema he elegido tres tipos de fotos: 1) Contacto ocular directo en el sujeto principal: la foto bastante convencional de un milano negro que mira directamente al fotógrafo mientras porta una enorme anguila; 2) Ausencia de contacto ocular directo en el sujeto principal: un aguilucho lagunero escudriñando el suelo en busca de una presa y 3) Presencia de contacto ocular en el sujeto secundario: un aguilucho lagunero que acaba de capturar un zampullín y vuela alejándose del observador. En realidad, en la foto del zampullín no hay un contacto ocular en sentido estricto ya que está muerto pero está claro que es la expresión facial de la presa la que confiere interés a la foto. La falta de expresión/contacto ocular en el cazador le confiere incluso más dramatismo a la escena ya que no podemos evaluar la expresión de su cara. Bueno, por supuesto ésta es mi lectura de la foto y cada uno puede ver cosas distintas.
Sobre las fotos decir que las tres están hechas desde el coche, a salto de mata, son escenas naturales sin ninguna intervención por mi parte (bueno, el aguilucho se levantó de una charca de improviso con el zampullín recién capturado y se pueden ver las plumas de la cola llenas de agua). Como siempre, muy interesado en leer vuestros comentarios y reflexiones
En fotografía de aves, un buen contacto ocular es una de las características que más se valoran en una fotografía. Tanto es así que en muchas ocasiones se valora por exceso y se le da más valor que a otros elementos interesantes de la imagen que podrían justificar sobradamente la ausencia de contacto ocular en el sujeto principal. Un buen ejemplo es el de un ave que está cazando y tiene la mirada clavada en su presa (aunque ésta quede fuera del fotograma y no se vea). Es bastante antinatural ver a un águila en actitud de caza y que, en lugar de mirar a su presa está pendiente del fotógrafo. En ese caso el contacto ocular puede llegar a ser un detrimento porque desvirtúa la acción y las invisibles líneas de composición formadas por la dirección de la mirada. Una consecuencia del valor que se le da al contacto ocular es que las fotografías de sujetos de espaldas o alejándose nos resultan mucho menos atractivas que las de sujetos de frente o acercándose. Para ilustrar el tema he elegido tres tipos de fotos: 1) Contacto ocular directo en el sujeto principal: la foto bastante convencional de un milano negro que mira directamente al fotógrafo mientras porta una enorme anguila; 2) Ausencia de contacto ocular directo en el sujeto principal: un aguilucho lagunero escudriñando el suelo en busca de una presa y 3) Presencia de contacto ocular en el sujeto secundario: un aguilucho lagunero que acaba de capturar un zampullín y vuela alejándose del observador. En realidad, en la foto del zampullín no hay un contacto ocular en sentido estricto ya que está muerto pero está claro que es la expresión facial de la presa la que confiere interés a la foto. La falta de expresión/contacto ocular en el cazador le confiere incluso más dramatismo a la escena ya que no podemos evaluar la expresión de su cara. Bueno, por supuesto ésta es mi lectura de la foto y cada uno puede ver cosas distintas.
Sobre las fotos decir que las tres están hechas desde el coche, a salto de mata, son escenas naturales sin ninguna intervención por mi parte (bueno, el aguilucho se levantó de una charca de improviso con el zampullín recién capturado y se pueden ver las plumas de la cola llenas de agua). Como siempre, muy interesado en leer vuestros comentarios y reflexiones
3 comentarios:
Que maravilla de tomas... Te envidio, pero de forma sana. Ya me gustaria a mi tener la posivilidad de encontrarme en el preciso lugar ala hora precisa y porsupuesto con un teleobjetivo de buena calidad ( Tendré que gnarme la loteria)
La composiciones, los colores y el contacto estan 100% en estas tomas... Felicitaciones...
Que tengas un buen fin de semana....
Saludos.
Maria
Hola Paisano, he podido entrar en tu blog desde Fotonatura, me alegro mucho de descubrirlo, muy buen trabajo este blog, te felicito y ya sabes que tienes un seguidor mas y te voy a poner si no te importa en mi lista de Blog. Un saludo desde Doña Mencia.
María gracias por pasar y comentar :-)
Salvador, muchas gracias paisano :-)
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