martes, 15 de marzo de 2011

La vida de las rocas

Nikon D300, AFS Nikkor 24-120 f4 VR a pulso, exposición manual

Este año me hice el firme propósito de dotar al blog con contenidos fotográficos que no se limitaran tan solo a las aves y me está costando trabajo porque cuando cojo la cámara sólo veo a esas preciosas criaturas aladas que tanto me fascinan. Afortunadamente, estoy usando un ovjetivo que, por su distancia focal, no permite grandes alegrías para las aves pero que ofrece unos resultados espléndidos así que siempre que puedo me obligo a dejar el 500 atrás y disfrutar del AFS Nikkor 24-120mm VR f4. Gracias a ese objetivo estoy abriendo mis horizontes y fotografío otras cosas como las sesiones que he dedicado al agua, algunas que hice de texturas nivales (ya las subiré al blog) y alguna cosilla con rocas.
En el punte de Andalucía, paseando por la playa con los niños y Nuria encontré un afloramiento rocoso en el que unos estratos dejaban ver formas, texturas y colores realmente interesantes y que me hicieron disfrutar un buen rato. Qué diferente es fotografiar rocas si lo comparo con las aves, mucho más relajado, con tiempo para pensar y con tiempo para encuadrar.
Este pedazo de roca lleno de colores intensos invitaba a disfrutar de su contemplación, a buscar composiciones, a fotografiar y, bueno, ¿quién fue el que dijo que las rocas no tenían vida?

1 comentario:

Maria dijo...

Yo creo que tienes ojo demas para encontrar motivos que no tengan alas :)
Esta fotografia lo demuestra y me ha encantado por su textura, lineas y color...

Saludos.

Maria