

Que siento debilidad por los flamencos y por las aves en vuelo es algo que a estas alturas ya no debería sorprender a nadie de los que visitan este blog pero es que no me canso de fotografiarlos. Muchas de las imágenes que tengo de estas aves están dominadas por cuellos infinitos, patas interminables y estiramientos anatómicos que me recuerdan mucho a los galgos. Estéticamente, no hay ningún cánido como el galgo, al menos para mí. Me gustan muchísimo y eso dicho por alguien que tiene animadversión por los canes significa bastante.
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